RENCOR SAY -Aún ahora eres débil Arphem- Siempre has creído en la bondad humana, los sentimientos mortales aún te tienen engañado. ¿Qué te ha dado de bueno la vida mortal?.
ARPHEM SAY - El amor, la luz, la amistad, la libertad……
- Confirmas mi presunción de tu engaño, y eso me preocupa mi querido amigo, creo que afecta seriamente a tu cordura.
- Yo era feliz cuando era mortal, vivía ……
- ¡Que¡. ¿Vivías?. El amor, un tirano déspota, cruel y traicionero, aún el amor adolescente no por ser el más puro deja de ser despiadado. Siendo correspondido, es pasajero y terrenal. Antes o después dejaras de amar o ser amado, y te llevará al dolor, y vuelta a empezar, y tú creerás que es algo nuevo y maravilloso, pero solo es el comienzo de una nueva decepción, de la misma historia que se repite una y otra vez con otra carne. O por el contrario, si permaneces al lado de esa persona estarás anclado a un ser que llegarás a detestar.
- No Rencor, el roce de una piel, la mirada de unos ojos que amas, la sonrisa de una boca que deseas besar, así es el amor, te hace sentir, vibrar, estas vital y pletórico.
- Efímero mi amado Arphem, todo efímero. La amistad, no hay nadie que te ame o te haya amado como yo te amo ahora, en tu vida mortal contabas con muchos amigos que vivían vidas ajenas a la tuya, experiencias propias que les producían dolor o alegría, como tu. ¿Sentías con ellos esa misma alegría?.
-Si, por supuesto.
- NO, mira dentro de tu corazón, adéntrate en lo más recóndito de tu mente, su alegría era suya y tu en ocasiones aunque pensaras que eras feliz por ellos, muy dentro de ti sentías animosidad, y en sus penas, no eran tuyas, puede incluso que sintieras gozo por no padecerlas tu.
- Yo festejaba los logros de mis amigos y lloraba sus penas con ellos.
- Tu si mi bueno y fiel Arphem, tu eres un alma virginal. ¿Y ellos?, con sus sonrisas y sus lagrimas. ¿Estas seguro de que no tenían celos de tu hilaridad? ¿ Sus lágrimas eran genuinas?
- Estoy seguro…..
- El viejo y sencillo truco de la balanza mi hermoso efebo, en la izquierda los que han acudido a tu reclamo, aún pidiéndoselo, y en la otra los que no. ¿Hacia donde se vence?.
- Me conformo con los que se posen en la izquierda.
- Ja, ja, ja, ¿ y son muchos?.
- Aunque fuera uno.
- Uno ya tienes ahora, es más, yo contaría incluso con nuestro melancólico y pacífico Nogoth, te amamos sobre todas las cosas. Eres nuestro hermano, nuestro hermano de sangre.
- Pero yo no soy como tu, ¿Cómo puedes amarme?.
- Porque eres yo, porque eres el mortal que fui, porque sé de tu angustia y tu desconsuelo.
- Y también sabes el motivo, claro.
- Soy RENCOR, no lo olvides, lo se todo, lo conozco todo, lo veo en los ojos, lo oigo en las palabras, lo respiro en el aire. Tu tienes una conciencia que te atormenta.
- Si, es la forma del expiar mis culpas, de resarcir el daño que provoco. Esta tortura, este sufrimiento es el castigo que merezco por mi ofensa a la vida.
- Recapacita primero, retrocede a ese mundo y verás cuantas decepciones has tenido, cuantas sonrisas has ofrecido, cuantas veces has acatado deseos para buscar una aprobación, ocupar un lugar en el grupo. ¿Realmente sabias porque pertenecías a ese grupo?, es mas, ¿sabias si quiera si pertenecías a el?, no, eras su instrumento, su bufón, te utilizaban jugando con tu esperanza y tu deseo de ser uno de ellos.
- No dejare que me convenzas……..
- ¿Quién quiere convencerte?, solo quiero que pienses, que elijas entre ser el verdugo o el reo, el ofensor o el ofendido, el dañino o el dañado, que tu orgullo no sea tener las dos mejillas abofeteadas. No causo daño arbitrario, no lanzo la primera piedra, solo es….. “ojo por ojo”.
- ¿Y quien te ha nombrado juez?, ¿qué derecho tienes?.
- La vida, esa vida que tú tanto anhelas y exculpas. Yo lo he decidido abocado por ella.
Arphem calla, sentado agacha su cabeza hasta apoyarla entre sus rodillas.
