lunes, 27 de diciembre de 2010

CARTA PARA RENCOR

Mi muy amado RENCOR:

He observado desde la distancia y con sobriedad pero sin bajar la guardia, tu fútil polémica con ese anodino e irrelevante personaje que has encontrado en tu habitual devenir por caminos baldíos, improductivos y sin sentido.


Tengo por costumbre no criticar más por amor que por entusiasmo o convencimiento tus estériles y frívolos actos y comentarios, pero en esta ocasión tengo que apoyar ciertos aspectos de tu personalidad que ese pequeño charlatán ha plasmado en sus prosaicos y constreñidos espasmos interpelativos.

Efectivamente tal y como el balbucea, tu comportamiento se asemeja más a la conducta de un adolescente asustado que se parapeta de la realidad detrás de un dudoso sentimiento de fuerza y valentía, que de un sujeto creíble y experimentado. Una posición de alevoso desdén afirmada en la base de un ficticio rechazo por los sentimientos humanos que ni siquiera a ti te convence en realidad y que a lo sumo proyecta un ínfimo halo de misterio favorecido más por la curiosidad que por interés.
Por otra parte también he de confesar que tus imperturbables respuestas y tu razonamiento y aceptación del parco análisis de tu personaje, me han causado una agradable sorpresa, acostumbrado a verte contender de forma cruel y soez en tus asiduos enfrentamientos con el mundo.

Por último mi querido RENCOR, se que estás retomando nuevas amistades que creías exánimes en los múltiples rincones de tu interior, lo cual me da nuevamente la razón en mi creencia de que tu arraigado sentimiento, no es sino una excusa más para mantener esa cobarde posición de perpetua lucha interna en la que te encuentras tan cómodo y que maquillas con aires de supremacía y trivialidad. Y si, querido, puede que ese intento de retomar el pasado me intranquilice, pero ten la seguridad de que no actuare como sería tu forma, desacreditando, amenazando y burlándote de una demostración de sensibilidad humana.

Con todo mi cariño.

ASPHEM

PD. Sería enriquecedor que hicieras una presentación formal de tu reencontrado camarada.

domingo, 5 de diciembre de 2010

CARTA PARA CIMENT

Entre la múltiples licencias que le he concedido a mi amado ASPHEM se encuentra el aceptar lecciones sobre elegancia y corrección, su exquisita cortesía ha sido siempre un patrón a seguir, por eso entre otras cosas siempre he comenzado mis cartas con un afectuoso agasajo cuando no expresando una autentica y cálida devoción en mi saludo. Esas lecciones también me han enseñado a escuchar, estudiar e intentar comprender cada idea, cada concepto que cualquiera me haya presentado, incluso a respetarlas por enmarañadas, burdas o estúpidas que fueran.


Este no es el caso.

Es tan conocido mi desdén por la naturaleza humana como mi consideración hacía la misma, teniendo en cuenta su insignificante esencia ASPHEM en su inmaculada y tortuosa devoción hacia el mortal, me ha convencido de aceptar la mayor parte de su vileza como una tara intrínseca de la misma imposible de extirpar, pero la inquina se apodera de mi cuando la malicia se trata con alevosía. Este es tu caso hipócrita fariseo. Lejos de sentir condescendencia o pena por tu doblez, me enerva el hecho de que tu mentira atente contra tus semejantes, que la salida de emergencia de tu alma sencilla se proyecte violenta, ofensiva y cruel hacia tus análogos, obteniendo un siniestro y abyecto a la par que engañoso y estéril poder abonado sobre la escuálida conmoción de los más débiles de tus homónimos.
Contradices tu verso con tu prosa, sería perdonable siempre que esta última no se expresara con clichés satíricos y vejatorios hacia unas víctimas concretas. Trata de hacerlas genéricas, puede que esa globalidad llegue incluso a interesarme. Sin embargo ser un dogmático verdugo te despoja de cualquier consideración y atractivo. No me creo tu desidia e indiferencia, no me convences de estar a vuelta de todo, he observado tus movimientos, he retozado en tus composiciones, te he visto a través de las alas del cuervo y lejos de engañarme me ha servido para darme cuenta de que no mereces la pena ni como pasatiempo, el jolgorio que me proporcionabas se ha vuelto tedioso cuando día tras día te asientas en una postura impostora y rígida cargada de ultrajantes frases hechas, notas al margen y citas de unos cuantos “iluminados” a los cuales dudo mucho no solo que hayas llegado a comprender sino que incluso hayas leído.
Por todo lo anteriormente expuesto esta es probablemente, todo depende del tiempo que me sobre o apetezca perder, la última arenga que te dirijo.
Con mi mas absoluta subestimación, displicencia, vilipendio, desaire, altanería, arrogancia, altivez y soberbia te reitero aún a riesgo de ser redundante RENCOR SAY NO MORE.



Indolentemente.


- RENCOR-

sábado, 4 de diciembre de 2010

¿POR QUÉ RENCOR?

El RENCOR es un resentimiento arraigado y persistente. El resentimiento es un enojo, un enfado. A menudo oigo que el RENCOR destroza el corazón, resquebraja tu vida y te sume en la melancolía, no presto atención a esas afirmaciones. El perdón es una virtud que he practicado durante toda mi vida, la humildad, servir los deseos de los demás, auxiliar, comprender, eso ha sido la razón de mi felicidad durante mucho tiempo, y todo eso sin sentir la necesidad, solicitar o pretender en ningún momento una recompensa por ello. La felicidad por consentir vivir así no era mas que la tapadera, el maquillaje, la mentira de la realidad que yo mismo me inducía a creer para conseguir un bienestar.

No era realmente yo, mis deseos, mis anhelos, mi pasión se veían subyugados ante la efímera satisfacción de ser una gran persona. Y habría seguido siendo así, seguro, pero la lección que mi vida pasada me ha dado para la encarnación actual y el pensar, estudiar, reflexionar y desarrollar sabiduría interna sorpresa tras sorpresa, revés tras revés, me hizo salir de ese infundio, de ser mendigo de esa incierta dicha.


Conocí entonces lo que para mi también es una virtud, el RENCOR. Todos lo tenemos, en mayor o menor medida, arrinconado en alguna parte de nuestro ser. Algunos no se sienten bien a su lado, yo he aprendido a ser su amigo y que forme una parte importante de mi vida. Mi amigo RENCOR me ha enseñado a parapetarme de la falacia, a resguardarme de la infamia, y me ha ofrecido sosiego en la melancolía y el dolor por un precio muy bajo, dejar que viva en mi un poco mas intenso pero junto al resto de mis emociones.

Podría haber encontrado reposo en la fe, o en el odio, o ayudando a salvar las ballenas y el mundo de la podredumbre que lo corroe, pero yo he preferido ofrecer mi RENCOR que seguir dando mi vida, he optado por el ojo por ojo que por poner la otra mejilla. Eso no me hace peor persona, simplemente me convierte en alguien real, en la verdad del ser humano, todo el mundo se vanagloria de su bondad, de la multitud de enormes virtudes que posee, pero yo conozco su verdad, se que en la mayoría es incierto, naturaleza humana, viene con nuestra propia naturaleza.

Guárdame de mi amigo que de mi enemigo ya me guardare yo.
La dulzura es empalagosa, el amor efímero, la dicha corta, la bondad escasa, el abrazo, el beso, la sonrisa, un te quiero engañosos. Solo la mirada es fiable, y muy pocos saben leerla.

-RENCOR-

Arphem VS Rencor

Arphem VS Rencor